23 septiembre 2007

Un aporte a las "Reflexiones Centenarias"

En estos días pudimos leer en Apuntad Alto “Reflexiones Centenarias” http://ar.geocities.com/apuntad_alto/
¿Que pretende decir el Búho en su articulo?
A decir verdad, y después de releerlo varias veces, sólo puedo resumir que intenta justificar posiciones ideológicas personales, que son válidas y muy atendibles, no existe ninguna idea descabellada ni incongruente; pero que son simplemente opiniones personales y hasta algunos lugares comunes no fundamentados con la rigurosidad que a simple vista pareciera que existe. Cuando se desmenuza el artículo se puede verificar que, mientras se pone un énfasis extremo en teorizar desde el psicoanálisis transpolando explicaciones de comportamientos individuales al comportamiento de un grupo de personas, en otros puntos se enuncian frases que se dan por ciertas sin un mínimo análisis.

Hay de todas maneras, algunos párrafos realmente logrados y en los que podríamos coincidir la mayoría de los que vivimos el gran juego pero a mi juicio, existen preconceptos que podrían discutirse largamente y que justamente son los cimientos de la idea que se pretende expresar.

Un ejemplo de estos preconceptos es el que dice refiriéndose al Gran Juego: “cambiarlo en su esencia por la ansiedad de quienes consideran que tienen algunas cosas claras para su vida, mata el juego”. La frase dicha fuera de contexto podría ser algo en lo que todos coincidamos, pero la afirmación de que el programa actual de SdeA cambia “en esencia” el Gran Juego, merece por lo menos ser largamente justificado, a no ser que se pretenda que la opinión personal del que escribe el articulo contenga mayor fundamentación que el Programa al que se llegó luego de varios años de discusiones entre muchos que no solo pudieron ofrecer su formación académica en muchos casos, sino que la mayoría de los cuales lo hicieron desde su experiencia como scouts. El Búho tiene todo el derecho de pensar que el Programa cambia “en esencia” el Gran Juego, pero no tiene el derecho de afirmarlo sin intentar al menos explicar según su visión en qué se “cambia la esencia”.

Personalmente, me inclino a adoptar como más valiosas las opiniones formadas por un colectivo mayor de ideas y personas. Aunque sin negar el derecho de todos a opinar, pero opinando en forma fundamentada.

El artículo nos deja la idea de que el Programa de SdeA surge de las trasnoches de un grupo de iluminados, si ese fuera el caso, se podría coincidir en muchas de sus afirmaciones. Lo que ocurre es que esto no es así; en la elaboración de todo el material de las guias editadas por la OSI estuvo presente el trabajo y la experiencia de cientos de scouts con y sin formación académica que hicieron posible la mayor compilación, revisión y actualización del Programa Scout desde su nacimiento.

Esto no quiere decir que alguien, individualmente, pueda no acordar con algunos o varios conceptos que se expresan, pero es inadmisible descalificarlo por ser producto de un par de iluminados, simplemente porque objetivamente, esto no es verdad.


Respecto de la “metáfora militar”
Nos dice el Búho que -La “metáfora militar” atraviesa la historia y eso no puede ser ignorado.-, lo cual es verdad, aunque lo dudoso es que la tendencia mundial de las Asociaciones Scouts sigan reconociendo la cercanía del scoutsimo al militarismo. Hace decadas que la Asociaciones que más han progresado abandonaron toda connotación marcial en los contenidos de sus prácticas. No se puede negar que el nacimiento de la idea estaba muy emparentada con el militarismo. Pero sobre esto hay quien ya ensayó una explicación bastante coherente, se trata de Adolfo Aristeguieta Gramko, de quien ya hemos hablado en este blog. Adolfo decía que el movimiento scout fue durante muchos años relacionado con un movimiento muy cercano a las prácticas militares, y que los mismos scouts se han mimetizado con esa idea. Esto se puede entender en el contexto de un siglo atravesado por grandes guerras, donde los soldados eran vistos por el pueblo como aquellos que daban la vida defendiendo a sus naciones, por lo cual el orgullo de vestir un uniforme, parecerse a los héroes nacionales y aún ser una escuela para formar futuros combatientes tenía una explicación, en que esta práctica era bien vista en las sociedades de la primera mitad del siglo. El movimiento, de esta forma, interpretaba el sentimiento de la sociedad en la cual se encuentra y actúaba en consecuencia. Ahora bien, continuar con estas prácticas, en un contexto en el que las dictaduras militares en America Latina y otras partes del mundo subdesarrollado emparentaron a los uniformes con el atropello a los pueblos, necesariamente descoloca la posición de quienes se aferran a practicas ya desestimadas por las comunidades que los contienen.

Adolfo decía que el desafío de las últimas décadas consistía en buscar aquello con lo cual el Movimiento pueda interpretar las necesidades de la sociedad en la que está inserto, y actuar en consecuencia, lo cual sería la única forma de encontrar reconocimiento y aceptación. En las últimas décadas, la revalorización de las formas democráticas, la preocupación por el desarrollo, los derechos humanos, las cuestiones de genero, los temas ambientales serían el camino por el cual Movimiento Scout debería transitar, aportando todo el potencial y la experiencia que el mismo Movimiento tiene desde sus origenes.

Agregaba Adolfo que el Movimiento Scout no exigía grandes teorizaciones y en esto acordamos con el ártículo en cuestión, sobre su práctica y que lo verdaderamente autentico era la diversidad de formatos que encontraba la práctica en los distintos medios en los que actuaba, siendo sus distintas expresiones, nada más que las formas en que el Metodo es traducido en un contexto en particular .
Es interesante releer el siguiente párrafo de su libro “El Gran Juego”:

“ Recuerdo bien aquellas Tropas: Había dos, y además un Clan y una Manada. Convencido estuve poco después, que no eran expresión legítima de lo que en toda su pureza debía ser un Grupo Scout. No tenía claro concepto de lo que había de hacerse y los encontré llenos de fallas. No comprendí lo más hermoso: eran una versión legítima, autóctona, propia, de la idea tal como había echado raíz y había sido entendida genuinamente por los muchachos del pueblo.”

Como se puede ver, no es este el caso de un “iluminado” que pretenda imponer su pensamiento basada en teorías académicas. Bien vale decir que muchos de los que trabajaron en toda la renovación abrevaron de los conceptos expresados por Aristeguieta y otros en innumerables encuentros. Además de haber leído el “Escultismo para Muchachos”, y haber cargado tantas mochilas como los que dicen que se intenta cambiar “la esencia”. Pero además realizaron una construcción colectiva que le otorga un valor insoslayable que debe ser tenido en cuenta a la hora de la crítica.