Continuando con la lectura de "El Gran Juego" de Adolfo Aristeguieta Gramko, publicamos ahora otro párrafo, que encontramos útil para reflexionar sobre nuestras prácticas como dirigentes del Gran Juego.
Nótese que Adolfo sin dejar de apoyarse en la idea original del Fundador, actualiza su mirada a las épocas que nos tocan vivir, asi es que aún a casi tres décadas de su escritura estos párrafos siguen teniendo plena vigencia y quizá muy pocos hayan explicado tan claramente estos conceptos.
...." También la sociedad, tanto de la Gran Bretaña como de otros países donde rápidamente cundió la idea del Movimiento, lo reconoció y recibió; porque al niño y al joven les enseñaba a ser útiles, a valer por su capacidad de servicio, por su capacidad de dar, hábito sintetizado en la práctica de la Buena Acción.
Así fue como el Gran Juego recibió carta de aceptación en la sociedad. Se dieron cuenta y dijeron. Es bueno porque nos da ciudadanos bien adaptados, respetuosos de la Ley, a las tradiciones y costumbres, listos al servicio disciplinadamente, y así se confundieron las cosas, las consecuencias y resultados con las esencias subyacentes, que son las que explican cómo alguna vez se pueda ser Scout y ser rebelde.
Por ver sólo superficialmente, no se vio el Escultismo como una escuela para el desarrollo de la personalidad, el desarrollo del "carácter", como dijo el Fundador, sino una escuela para "niños buenos", bien adaptaditos, sumisos al "Stablishment". Se olvidó que es camino para llegar a la esencia profunda que cada quien lleva, el encuentro con el ser. Así se confundió el sentido de una gran idea.
El Gran Juego no se hizo para que los niños sean obedientes, adaptados, sumisos y útiles, sino para que lleguen a la plenitud de su desarrollo. Es decir, individuos emocionalmente estables, capaces de ser originales, inteligentes y creativos, en respuesta a los problemas que la vida plantea a cada instante. Sujetos abiertos al afecto, al encuentro y a la plena realización en sus valores trascendentes; aunque a veces ello choque con los estamentos y estructuras de la sociedad. Baden Powell fue alguien quien justamente en el "Stablishment" vio cosas rechazables y rompió con el, cambiando su vida de militar por la de dirigente de un movimiento juvenil mundial. Por algo fue que eligió morir en Kenya y no en Londres. De otro modo no hubiera pasado de ser un oficial distinguido y de cierta categoría. Nada sino su gloria, consiguió él con Mafeking, porque fue poco a poco retirado de posiciones importantes del ejército británico y en la Guerra Mundial de 1914, no ocupó cargo relevante alguno. Era individuo difícil de manejar y de envolver; difícil de reducir y doblegar en sus puntos de vista y sus ideas; prueba de ello fue el mismo sitio de Mafeking, obra suya, contra la opinión de la superioridad y el Gobierno de la Gran Bretaña. Todo esto hay que decirlo, hay que contarlo, para saber la verdad y entender cómo se fueron armando las cosas.
Así pues, empezó todo el cuento. Ahora bien, no está con ello dicho todo. He aprendido que el todo no puede ser dicho nunca. Siempre falta algo aun habiendo dicho cuanto sepamos. Podemos a lo sumo referirnos a una parte del todo; aquella que en nuestra atención permite ser comentada, la que estamos viendo o considerando. Siempre y por más que digamos, habrá algo más que decir. En las páginas siguientes quiero ir a aquello que manteniendo el hilo original de la idea, deje bien claro lo que esta vez quiero decir: Presentar la esencia de un método educativo universal, aplicable con relativa sencillez por todos y a un costo mínimo, y el que me parece se ha escapado a muchos de las manos.
Hoy cuando nos damos cuenta que el concepto desarrollo debe ser revisado, para que no lo sigamos empleando limitado al rendimiento industrial económico expresado en estadísticas, que por último apuntan a la satisfacción del deseo de tener y poder, es bueno recordar que el desarrollo es algo ligado esencialmente a la función del Ser, y este método extraordinario busca y está diseñado para lograr ser objetivo, desarrollar al individuo hasta la plenitud de su existencia, que no es plenitud de posesión de riquezas sino plenitud de existencia, que es algo muy distinto.
La preocupación por estadísticas que miden el número de muchachos inscritos y cotizantes de una organización, para recibir el beneficio de la experiencia del método, va como contagiada de aquel concepto de desarrollo, medible en índices de industria y comercio. hay otros índices que miden parámetros más sutiles que no se deben olvidar."....
Aristeguieta Gramko, Adolfo -"El Gran Juego"