30 septiembre 2005

Tres candidatos, tres propuestas, muchas esperanzas.

Tenemos tres candidatos a la presidencia de Sde A.

Si bien ninguno de ellos parece enrolado en posiciones extremas en cuanto a su visión de la política asociativa, sus características personales y, consecuentemente, sus estilos podrían estar definidos un poco más a la izquierda unos y hacia el otro lado otros.

El primero de los presentados, Escalada, no parece personificar cambios sustanciales en cuanto a la linea en que viene trabajando el último CD, por lo tanto no podría ser referenciada su propuesta como revolucionaria ni mucho menos. Eso si, deja ver un sesgo de amplitud de criterios, poco común en los últimos años de vida asociativa que lo ubicaría en una posición más progresista con respecto a sus adversarios en la elección.

Podría tener en su contra una cierta reticencia o falta de costumbre en el ámbito asociativo a la lectura de propuestas o documentos de presentación. Una asociación más inclinada a llevarse por impulsos emotivos, no es buen terreno para sembrar debates muy profundos, al menos por ahora. Y en esto, siendo las propuestas de Escalada una motivación al debate, puede ser que no tengan el eco esperado por él mismo.

Arroyo no quiso presentar una propuesta, ni siquiera una carta de presentación. Quizá confiando en la publicidad de su nombre a través del muy debatido y conocido informe del año anterior.
En cuanto a cuestiones de programa, Arroyo no parece ser una propuesta de cambio, sino más bien de vuelta atrás en algunos avances de años anteriores, lo que lo ubicaría un poco más a la derecha.
Ahora bien, en terminos de gestión; la de Arroyo parece ser una visión contundente en cuanto a la higiene y rectitud de los procedimientos y guiándose por las subjetividades de su "Informe" se lo vé como un guardián de la ética administrativa.
Si bien esto es un punto a favor muy importane en este momento de la vida de SdeA, parece ser una persona poco inclinada al trabajo grupal, aunque respetuosa del mismo, pero con fuertes convicciones de dificil negociación, lo que según como quede conformado el Consejo puede complicar su desempeño.


El último de los candidatos, al menos por orden de presentación, representa una visión bastante generalizada, al menos en la superficie en SdeA. Lo demuestra la apelación a un discurso emotivo en su carta de presentación.
Inteligente, Silvestri apeló a lo que más resultado le dió en la Asamblea de 2004 donde logró mantener su posición en el Consejo, las palabras que apuntan al corazón y a las vivencias de los que compartimos el Gran Juego, pero sin muchas ideas claras en cuanto al momento asociativo. Su carta de presentación pudo servir igual en los comienzos de SdeA, ahora, o dentro de 20 años. Frases universales, apelando a la hermandad, los valores y otras cuestiones que se suponen deben estar inmersas en todo nuestro quehacer, pero sin referencias concretas a la actual situación.
Una posición que a simple vista no se advierte desde qué lugar se plantea. Y como en el caso de Arroyo, debemos hurgar en su historia como Consejero para descifrar qué nos podría deparar una posible Presidencia de Silvestri. Posición que se caracterizó por un ir y venir entre posiciones contrapuestas, amistoso con todos pero sin definir hasta ultimo momento sus convicciones, amante de la armonía y el buen trato, aún a costa de no resolver situaciones conflictivas que derivaron en la actual situación. Muestra de ello es su posición ambigua en el tratamiento del informe Arroyo, donde dijo sentirse muy dolido y habló también de "valores", pero prefirió que nada ocurriera con lo que Arroyo había mostrado.
Buen tipo Silvestri, pero con ambiguedades que terminaron favoreciendo a los que no demostraron tener tan presentes esos valores que Tute dice querer revitalizar.


En fin, tres candidatos, tres visiones de una Asociación.
Una propuesta progresista pero bastante moderada, la de Escalada contrapone con la organización rígida, limpia pero poco audaz en programa, que propondría Arroyo.
Silvestri conjugaría un pensamiento más conservador poco amigo de cambios, cuyo valor fundamental residiría en lograr una armonía, que, dado el momento asociativo, no sería más que seguir pateando hacia adelante la necesidad de conjugar los valores que pregonamos con las practicas de la organización.

Buena diyuntiva, y respetables ideales, que ninguno de los tres podrá llevar adelante sin el apoyo de todos los que elijamos alguno de estos proyectos; desde el consenso o desde el disenso pero apoyando el proceso que la asociación elija. Respetuoso de los tiempos y las decisiones de todo el cuerpo asociativo.
Lo bueno es que ninguno de los tres parece jugar con chicanas ni medias verdades, cada uno de los tres se muestra tal como es, veremos que camino elegimos.

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