23 diciembre 2005

“Con alma de niños, dar acogida en nuestro corazón al don de la paz”

Muchos nos pueden escribir sobre la Navidad, pero qué mejor que recurrir a quienes han dado muestras con su propia vida de que es posible construír un mundo nuevo.
Esperando que la Navidad nos traiga nuevas esperanzas para el reencuentro en S de A, les regalamos a nuestros lectores un fragmento del mensaje de Navidad de 1970 de Monseñor Angelelli, quien defendió la paz con su propio cuerpo y alma puestos al servicio del mensaje del Evangelio.

Hoy nace el Autor de la vida: a su luz examinamos la vida
Hermanos y amigos, ¡escuchen! Esta nochebuena nos convoca a todos los hombres del mundo entero para que depongamos las actitudes que matan la paz y el amor. Se hacen treguas y cesa el fuego en los campos de batalla, porque hoy nace el Autor de la vida que destruye la muerte, el odio y toda forma de esclavitud.
Hoy los hogares necesitan encontrarse en torno de una mesa íntima y familiar; los hombres nos saludamos augurándonos paz y felicidad y tratando de cortar las incomunicaciones entre hermanos. En los hogares, en los cruces de los caminos que transitan los hombres, en los templos y en las vidrieras comerciales, en las ciudades y en el campo, reeditamos el pesebre de Belén. Colocamos estrellas en los lugares altos de nuestras ciudades como signo de paz y de anuncio de un gran acontecimiento de gozo y esperanza. Se oyen en todas partes los cantos navideños y el anuncio a los pastores…
¿Vivimos un simple recuerdo? ¿O vivimos, actualizado en cada uno de nosotros y en nuestra sociedad, el misterio del Dios encarnado?
Amigos, dispongámonos a tener alma de niños para dar acogida en nuestro corazón al don de la paz, que en esta nochebuena toma un nombre y se hace regalo para los hombres: Jesucristo, nuestro Salvador. Porque si el cristiano cree en la fecundidad de la paz, cree también que la justicia es una condición ineludible para la paz.
Fragmento del mensaje de Navidad de 1970 de Monseñor Angelelli,

En diciembre de 1971, el gobierno canceló la difusión radial de la Misa de Navidad. Angelelli rezó así: "Señor, te pido por la gente del campo que esta noche no ha tenido misa, que no podemos transmitir por la radio nuestra (...) Quizá le tengan miedo a la misa y la crean peligrosa, porque Tú eres bastante peligroso. El Evangelio, esa Buena Nueva que eres Tú, no es tan fácil vivirlo, y cuando se la quiere vivir en serio, la Buena Nueva es peligrosa."

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