Originalidades asamblearias y legitimidad.

Hace unos días en este blog se recibía un comentario respecto de una cierta originalidad en la emisión del voto presidencial y de consejeros.
Llamó a mucha gente la atención la cantidad de votos que transformaron a Silvestri en el nuevo Presidente. Esto teniendo en cuenta el comportamiento de la Asamblea confirmando lo actuado por la CNH en uno de los casos y contemplando algún atenuante en el otro caso tratado, pero sin revocar la sustancia de lo resuelto.

Es notable y novedoso el recurso de un sector consustanciado con la idea del perdón de solicitar insistentemente el voto secreto de las apelaciones. No se entendía el pedido, qué interés podía tener cualquier asambleísta en esconder su voto en un papel que sería constatado por sólo tres personas. Qué fue lo que llevó a la Presidencia a contemplar una opción opuesta a lo reglamentado? y encima someterla a votación!!!.

Posiblemente esto tenga explicación observando algunas cosas que ocurrían en el recinto durante el desarrollo de la votación, allí se vió la oportuna retirada de un ex empleado que actuaba como delegado de un distrito, cuando según su mandantes debería haber votado la confirmación de la pena. La salida a tiempo, las oportunas ganas de hacer pis o tomar aire le permitieron no levantar el cartón y excusarse de aportar un voto más a la expulsión.
Si el voto hubiera sido secreto, su decisión hubiera estado sometida sólo al juicio divino, en cambio con la necesidad de mostrarlo quedaron claras las intenciones o bien la distracción. Cada uno puede interpretar lo que quiera.

Constatadas las voluntades distritales de confirmar la expulsión, es muy original el comportamiento en la elección presidencial, ya que claramente el candidato que más hizo por olvidar el tema salió favorecido por las preferencias de los votantes; mientras que el que dejó siempre muy clara su posición en cuanto a que el proceso siguiera su curso lógico no recibió el favor de la masa societaria. En otras observaciones hablábamos del "corte de boleta", evidentemente esto se dió en la práctica ya que no sólo los que perdonaron votaron a Tute sino que varios de los que confirmaron la expulsión también lo hicieron.

Ahora bien, supongamos que exista la posibilidad de que los mandatos distritales no fueran respetados en la votación presidencial. El modo secreto de emisión del voto, puede prestarse a desconfianzas respecto del comportamiento de los delegados. De hecho esto se dijo en varios corrillos pos elección.

Reconocemos que esto pueda ocurrir, pero tambien es necesario observar que la cantidad de votos que marcó la diferencia de preferencias achica muchísimo el argumento de la torcedura de la voluntad de las asambleas distritales. Para que esto ocurriera, por lo menos el 50% del voto distrital debió ser traicionado, y esto es una suposición extrema que no encuentra sustento lógico.

Este argumento no puede ser esgrimido con seriedad, y si confiamos en la limpieza del escrutinio, del cual creemos que nadie dudó, la Presidencia de Silvestri no debería ser manchada con dudas de ningún tipo. Abonando esto, basta contar los votos del año pasado respecto de las revocatorias y alli se podrá constatar que el consejero que mantuvo su puesto por mayor margen fue el mismo que esta vez fue elegido Presidente.

Posiblemente la explicación del voto haya que buscarla en el carisma personal del elegido y en la comunicación altamente emocional que mantiene con amplios sectores. Ya que las propuestas "de campaña", no representaron argumentos contundentes por los cuales alguien pudiera decidir el voto. Pero en definitiva, las acciones de su presidencia nos darán la respuesta respecto de lo feliz que haya sido la elección.

Ahora bien, también es cierto que existieron acontecimientos previos que bien pudieron inclinar la elección entre los menos informados, ya que pudimos constatar en la misma Asamblea que no todos los delegados conocían exactamente como se fueron dando los acontecimientos que sacudieron la Asociación en los últimos dos años ni tampoco el comportamiento de cada uno de los que ocuparon puestos de responsabilidad.

La amplia difusión del resultado del Informe Arroyo y la resolución de la Corte, tanto como las apelaciones, despertó la indignación e inclinó la balanza hacia la expulsión. No tuvo la misma trascendencia el comportamiento de los consejeros durante todo el proceso. Un ejemplo de ello es que la Presidencia evito dejar claro si las pruebas de la denuncia penal fueron presentadas o no. No es arriesgado suponer que el sentido del voto, en muchos casos tiene que ver con esta falta de definición, que aún no tuvo respuesta.

Otro condimento de peso fué la insistente campaña de descredito al rosarino desde los espacios virtuales. En este terreno se movieron varias fichas, desde el críptico y pretendidamente académico discurso de Apuntad Alto, hasta las módicas frases hechas, intrigas y latiguillos de La Gavilla, pasando por el vomitivo discurso del que utilizó el nombre mismo del postulante para denostarlo.

En fin, todo un muestrario del material humano que conforma esta Asociación con la cual habrá que convivir y que cuyas actitudes en muchos casos dificultarán la tarea del mismo Presidente al que prefirieron. Pero que no sólo fue preferido por estos desubicados, sino por una gran cantidad de socios que vieron en él la conducción apta para esta etapa de la vida Asociativa.

En resumen, si bien puede pensarse que el voto secreto pudo haber escondido o tergiversado en muchos casos la voluntad de los distritos, la cantidad de votos, es justo decirlo, es suficiente para alejar la duda sobre que estas trampas hayan pesado en la elección.
Aún asi, el amigo Tute y el Consejo elegido legitimizarán totalmente su elección con un desarrollo de un mandato transparente y consustanciado con los ideales que nos caracterizan. Los ocultamientos o todas aquellas acciones que no se puedan explicar hasta al primer lobato, alejarán al Presidente de la legitimidad conseguida en la elección.
Que el Gran Jefe lo ayude a conseguirlo y nos ayude a apoyarlo en ese camino.